ACEVIN presenta un informe que confirma el auge del turismo del vino y su impacto económico, con Castilla-La Mancha como referente creciente.
El enoturismo en España vuelve a demostrar su fuerza. Más de tres millones de personas visitaron en 2024 bodegas y museos del vino integrados en las Rutas del Vino de España, consolidando una tendencia que crece año tras año y que tiene en Castilla-La Mancha uno de sus motores más sólidos. Así lo refleja el nuevo informe presentado por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) desde Alcázar de San Juan, epicentro nacional del movimiento enoturístico.
Durante el pasado año, las Rutas del Vino de España recibieron 3.036.878 visitantes, un 2,22 % más que en 2023. Solo en 2017 y 2019 se habían alcanzado cifras superiores, lo que demuestra la rápida recuperación del sector y su papel como atractivo turístico de primer orden. Este crecimiento se tradujo en un impacto económico directo de más de 112 millones de euros, casi un 10 % más que el ejercicio anterior.
El dato adquiere más valor si se tiene en cuenta que no se incorporaron nuevas rutas durante el periodo analizado. Lo que evidencia que el incremento procede del mayor interés de los viajeros y del aumento del gasto medio. Si se suman los ingresos procedentes de alojamiento, gastronomía o actividades complementarias, el impacto real del enoturismo podría multiplicarse por tres.
Rutas más visitadas de España
El informe vuelve a situar al Marco de Jerez, Ribera del Duero y Penedès como las rutas más visitadas, aunque el mapa del enoturismo español continúa diversificándose. En regiones como Castilla-La Mancha, donde el vino forma parte esencial de la identidad local, las experiencias ligadas a las bodegas, la cultura y los paisajes vitivinícolas ganan cada vez más protagonismo dentro y fuera del país.
El interés internacional también va en aumento: los visitantes extranjeros ya representan el 25 % del total, casi cuatro puntos más que en 2023. Este impulso responde a la promoción conjunta de ACEVIN y Turespaña y al trabajo de los territorios con una oferta más consolidada, entre ellos Alicante, Gran Canaria, Penedès o La Mancha, que refuerzan su posición en el mapa turístico del vino.

Enoturismo estacional
Otro aspecto destacado es la diversificación temporal de las visitas. Octubre, con la vendimia y los paisajes otoñales, sigue siendo el mes más popular, seguido de agosto y mayo, lo que confirma que el enoturismo se ha convertido en una alternativa real al turismo de sol y playa. Esta distribución más equilibrada a lo largo del año favorece la sostenibilidad económica y social de las zonas vitivinícolas.
El informe, elaborado a través del Observatorio Turístico de las Rutas del Vino de España, incorpora además el nuevo Sistema de Inteligencia Enoturística, una herramienta innovadora que permitirá analizar con más detalle la evolución del sector gracias a una inversión superior a los 300.000 euros financiados por fondos Next Generation EU.
En definitiva, los datos confirman lo que bodegas, ayuntamientos y visitantes perciben desde hace tiempo. El enoturismo no solo crece, sino que se consolida como una de las formas más auténticas de descubrir el territorio, su cultura y su gente.
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